POEMAS PARA PASTORES
Era tan santo.
Era tan santo,
que a él agredían,
y mío era el llanto.
En él ardía,
el amor divino,
y él lloraba
por el perdido,
y por mí que sentía,
el golpe a él dado.
Santo:
Que fuerte ama en Dios,
y camina apartado del pecado.
A él lo miraba,
y me conmovía.
Me transforma.
Su santidad,
es un perfume,
que todo impregna.